sábado, 23 de octubre de 2021

¡Serrano del año!

El pasado 16 de octubre se celebró en Atienza el "XIV Día de la Sierra", evento anual organizado por la Asociación Serranía de Guadalajara. La fiesta de este año ha sido especial porque se ha dedicado a recordar el triste y desatendido fenómeno de la despoblación. Para ello, la asociación puso en marcha el libro Serranía de Guadalajara: despoblados, expropiados, abandonados y el documental Los pueblos del silencio. Yo participé en el libro con dos capítulos, sobre los despoblados de Sacedoncillo y El Vado.

A todos los autores nos han concedido este año el "Premio a los serranos del año". Y sinceramente, con el cariño que tengo a la sierra de Guadalajara, donde eché los dientes como naturalista, este humilde premio me hace mucha ilusión: más ilusión que otros reconocimientos que he recibido en mi vida personal y profesional. Ha sido como lo que decía Thoreau, aquello de que un gorrión que se posara en su hombro significaba para él más que cualquier charretera que pudieran colgarle. Así son las cosas.

Sin más, no puedo hacer otra cosa que agradecer a la asociación, a mis amigos José María Alonso y Octavio Mínguez, el contar conmigo para participar en el libro sobre los despoblados, el apoyo que han dado en la sierra a mi novela La sierra distante y, al final, el haber recibido gracias a ellos el premio a los Serranos del año.

Parecerá una reflexión gratuita, pero si echo la vista años atrás, a mis primeras correrías por las soledades de la sierra de Guadalajara y a todas las experiencias que he vivido en ella, jamás pude pensar que iba a encontrarme entre los serranos del año, sin ser de la sierra ni tener ninguna relación previa con ella. El premio es algo humilde, familiar, discreto, algo que lo hace todavía más grande: un reconocimiento sincero hecho desde el cariño. Me gustaría que existiera alguna especie de pequeño pin para llevar en la solapa. Muchas gracias.