miércoles, 25 de septiembre de 2019

Querer a los perros

Hace un rato, estaban comentando en la radio los resultados de un estudio sobre la relación entre dueños y animales de compañía. Entre otros detalles, hablaban de que más de la mitad de los encuestados españoles manifiesta preferir a sus mascotas frente a las personas. También enumeran algunas cosas, tal vez excesivas, que los dueños hacen o estarían dispuestos a hacer por sus animales. Cada vez que salen publicaciones de este tipo, de modesta polémica humanista subyacente y tendente a generar valoraciones personales, atiendo más a los comentarios que generan antes que a los resultados del estudio en sí. Porque hay gente a la que no le gustan los perros; me provoca cierta curiosidad conocer las opiniones sobre los perros que tienen las personas que no tienen ni han tenido uno. Hay por ahí mucho sabihondo que mira por encima del hombro a los que tienen sensibilidades de las que ellos carecen, lo que es un rasgo humano a tener en cuenta. Esta vez, cuando han explicado lo de la encuesta en la radio, la pareja de periodistas ha suspirado sonoramente, supongo que negando con la cabeza, dando a entender que estamos locos, que en qué estaremos pensando anteponiendo a los animales a las personas, que algunos se están volviendo idiotas con los puñeteros chuchos. 

Creo que el fondo del asunto no trata sobre los perros en sí, sino sobre las personas. Ni el uso de razón ni el hecho de andar sobre dos patas nos hacen ser mejores. En cambio, los perros carecen de todas esas faltas humanas que hacen de muchos de nosotros seres sencillamente despreciables. Ellos no conocen el rencor. No saben lo que es la envidia, no saben qué es eso de despreciar a otro porque le vayan bien las cosas o sea bueno en algo. Tampoco hablan mal de nadie a sus espaldas. Los perros no saben lo que es ser un trepa, un traidor, un falso, un acomplejado, un hipócrita, un engreído, un tacaño, un resentido, un egoísta ni un advenedizo. No son nada de eso, no pueden serlo. Nunca te vas a encontrar en un perro ninguna de esas características tan propias del género humano. Ninguna de esas detestables formas de ser que hay que soportar por ahí todos los días. En los perros encuentras nobleza, hallas una bondad sincera y sencilla. Por eso, muchos preferimos sin dudar a nuestros perros antes que la mayoría de las personas. Por supuesto que sí.

En memoria de Baker. Marzo 2002- junio 2019.