domingo, 10 de enero de 2016

Observaciones en tiempos cálidos

El refranero popular español siempre ha hablado sobre otoños e inviernos cálidos como los presentes, con dichos como “Otoño caliente, lleva el diablo en el vientre”. Sin embargo, es la evidencia científica la que esconde la triste verdad. El año 2015 ha sido el más cálido de la historia desde que se tienen registros. Ya lo fue 2014 y parece que 2016 seguirá el mismo camino. Este año ha superado umbrales “simbólicos y significativos” por encima de la media desde la era preindustrial. 

A nadie importan las dramáticas consecuencias que estas anomalías inducidas por el hombre pueden tener sobre nuestros destinos. Nadie parece pensar sobre ello y nadie ve nada negativo. Unos otoño e invierno cálidos sólo generan risas y felices comentarios sobre el maravilloso tiempo que hace. Pero cualquiera que conozca el campo no puede sino sentir una terrible desazón. La alteración en los ritmos animales y vegetales es evidente. Nunca antes he visto los enormes bandos de paséridos por las montañas que he visto éste año en fechas tan tardías, ni lozanas flores y césped silvestre jugoso y verde donde justo doce meses atrás había hielo y nieve. Incluso en el terreno de la percepción personal, para un naturalista hay pocas cosas más desagradables que caminar por el monte con ropa ligera cuando debería estar rascándose los sabañones. He reencontrado muchos parajes irreconocibles o con estampas propias del verano en pleno diciembre. Está siendo, sin duda, el otoño-invierno más triste desde que salgo al campo.

En este artículo presento una serie de fotografías tomadas entre mediados de noviembre de 2015 y la primera semana de 2016 en campos y sierras de la provincia de Guadalajara. En un principio pueden parecer postales idílicas, pero muchas de ellas resultarán extrañas, desubicadas, para alguien mínimamente documentado, ya sea por las especies protagonistas o incluso por el pelaje de algunos animales. Como pequeño reportaje no sirven sino como conjunto para ilustrar, bajo una primera imagen de belleza y prosperidad, una terrible inquietud. Un dramático eterno septiembre.

- A 1200 metros sobre el nivel del mar, amanece con más de 10ºC a mediados de diciembre. Nieve y hielo ni están ni se les espera.


- Los jabalíes(Sus scrofa) recorren hambrientos durante todas las horas del día los campos resecos. La falta de lluvias durante meses ha empobrecido la capa superficial del suelo de donde obtienen la mayor parte de su sustento.


- El mal considerado "buen tiempo" favorece la observación, por ejemplo, de rapaces. Abajo, un águila real(Aquila chrysaetos) joven rinde pleitesía a su madre. La siguiente fotografía muestra al macho remontando el vuelo tras fallar el ataque a un bando de perdices.



- Hembra de papamoscas cerrojillo(Fidecula hypoleuca) que ha prolongado un mes su estancia en el territorio de cría. La ausencia de fríos frena su desplazamiento migratorio.


- Hembra de pinzón vulgar(Fringilla coelebs). Éste ejemplar formaba parte de un inusual bando mixto de más de cien ejemplares de pinzones, jilgueros, lúganos y verderones. 


- El chochín(Troglodytes troglodytes) no se ha vuelto más fácil de ver este invierno, al no haberse visto incrementada su población invernante.


- Junto a las pequeñas aves, el grupo de los anfibios es tal vez el más afectado en sus hábitos estacionales. Este invierno se están realizando observaciones inauditas de actividad invernal, incluso reproductora, en estos animales. Esta joven rana verde(Pelophylax perezi) se solea a mediados de diciembre. Justo dos años atrás pude cruzar ese mismo río caminando tranquilamente por encima de la capa de hielo. 


- Setas creciendo sobre alpacas de paja un mes después de su temporada habitual. Las frías parameras donde está realizada la fotografía suelen estar sometidas a heladas desde noviembre. Éste año el hielo está siendo testimonial.


- Fototrampeo de zorro(Vulpes vulpes)


- Corzo(Capreolus capreolus) en un cálido día de otoño.


- Cabras montesas(Capra pyrenaica) en los primeros días del mes de enero. Sistema Ibérico.



- Ridícula capa de nevisca en las estribaciones orientales del Sistema Central. Primera nevada "apreciable" del año(seis de enero). Al día siguiente la lluvia, consecuencia de la subida de la temperatura, acabó con la escasa capa blanca.


- Atardecer de anticiclón invernal.