sábado, 25 de febrero de 2017

La alcantarilla de los lobos

A veces me gustaría ser un poco más crédulo. Estoy seguro de que siéndolo se es mucho más feliz. Sobre todo ponerte la venda ante el modo en que actúan las administraciones con ciertos asuntos. Con respecto a esto hay dos tipos de personas, según la trinchera que como buen español se haya elegido: están los que aplauden con las orejas todo lo que hagan los suyos, y luego están los díscolos que han tenido la ocurrencia de juzgar o protestar. Es conveniente verlo todo con un poquito de crítica, sobre todo en este país plagado de sinvergüenzas, cobardes, mangantes y canallas con ventanas a la calle. Hay que partir de la base de que como sociedad tenemos una catadura moral muy baja y unos niveles miserables de ética y cultura. En cuanto a medio ambiente, que de eso trata esta historia, nuestra ignorancia es sencillamente rotunda. Somos un pueblo dócil y muy manipulable. La naturaleza nos da igual y de eso se aprovechan los de siempre.

Meses atrás leí la noticia de que en Robledo de Sanabria, Zamora, la Junta de Castilla y León había abierto el “Centro del lobo ibérico”. Se trata de un supuesto espacio de dinamización rural y transmisión de la cultura del lobo, enfocado a la conservación de la especie. Al menos así lo venden, esos pérfidos bandidos que mandan allí, para engañar a los turistas y escolares que visitan el centro. Porque resulta que en uno de los paneles explicativos, titulado sin vergüenza alguna “Acechar al lobo”, uno se encuentra cosas como las que siguen. Copio textualmente: “La caza es fundamental para la preservación de espacios naturales y especies amenazadas o para el control poblacional de otras y un importante recurso económico para el mundo rural”. Esto lo leen escolares. Después de ésta apología del mundo sucio y criminal de la caza, leemos que “El lobo es un valioso trofeo para muchos cazadores. Los conocimientos científicos permiten que se obtenga de manera ordenada sin ningún riesgo para sus poblaciones”. Éste mensaje inmoral lo hemos pagado todos: una afirmación anticientífica, también dirigida a los escolares. Un poco más adelante el que escribió eso habla mal del furtivismo, supongo que por quedar bien y que no le llamen golfo a la cara. En fin: con ese panel explicativo aprendes que en Castilla y León, siempre que pagues, tienes el derecho a ser un hijo de puta armado y matar un lobo, pero asesorado por un técnico. Que conste.

No me importa que en el resto del centro se hable bien del lobo. El mensaje manifiesto para disparar contra una especie en peligro está ahí. Habrá quien lea toda esa basura y no le diga nada, pero muchos hemos comprendido el mensaje. Entre gestores sin escrúpulos y científicos cobardes justifican la existencia de ese perfecto mierda, funcionario o cazador, que dispara a un lobo. La realidad científica sólo es una: la caza y todo lo relacionado con ella es el cáncer del campo y el mayor problema de conservación para multitud de especies, sobre todo del lobo, donde matar ejemplares sólo lleva a desestructurar manadas obligándolas a atacar al ganado. Los ataques motivan el control poblacional y así gira la rueda de sangre. Los científicos vendidos que sentencian a los lobos castellanos saben eso mejor que nadie, pero hacen la vista gorda ante una administración criminal y sus mecanismos de manipulación, como ese “Centro del lobo”: una cloaca para adoctrinar chavales y turistas, para desinformar y falsificar el drama del lobo. Una alcantarilla financiada con dinero público para publicidad de toda una mafia de impresentables.