martes, 20 de septiembre de 2016

Encuentros en el estío

Pasa ya, por fin, el desagradable verano. Desde hace tiempo disfruto del privilegio, incomprensible para algunos, de poder trabajar largo y tendido durante el estío y disfrutar de abundante tiempo libre en las estaciones que, como naturalista, considero más interesantes y benignas: otoño, invierno y primavera. Durante el verano la actividad diaria de los animales, sobre todo de los mamíferos, se concentra más si cabe en la noche. El calor excesivo impide disfrutar del campo como se merece y jornadas agradables pueden tornarse en suplicio. Desde hace años, una vez entra julio, miro con ansiedad el calendario esperando la llegada de octubre. A partir de entonces comienzan los días buenos para salir al campo.

Sin embargo, en verano no puedo hacer un paréntesis montaraz. Para aquellos que necesitamos ver amanecer en la naturaleza, oler el tomillo y el lentisco y observar el vuelo de las aves tanto como necesitamos comer y beber el verano sigue ofreciendo aventuras. Puede que haya que escoger mejor los lugares. Pero como digo siempre, la Naturaleza está siempre ahí y lo da todo sin pedir nada: toda salida es diferente, siempre hay algún encuentro o algún hallazgo que merezca la pena. Nuestra castigada, pero aún privilegiada piel de toro es algo imposible de no amar.

Encuentros en el estío

- Escondidas en sus madrigueras durante las horas de más calor se ocultan las tarántulas ibéricas o arañas lobo(Lycosa tarantula). La hembra de la imagen(distinguible del macho por sus colores cálidos) rondaba el tamaño máximo en la especie, que alcanza los 30 mm. Sierra del Alto Rey(Guadalajara):


- La Sierra de Gredos es siempre un destino agradable y fructífero en verano evitando las pocas zonas turísticas. Más de 150 kilómetros de sierra, más bien cordillera, se extienden por las provincias de Cáceres, Salamanca y Ávila hasta las estribaciones orientales de Toledo y Madrid. En las imágenes, grupo de avileñas al amanecer en una recientemente colonizada zona lobera y marcaje territorial de lobo ibérico:



- En Gredos la herpetofauna(anfibios y reptiles) es especialmente abundante. Las salidas de campo que hago allí han evolucionado desde la sencilla y libre exploración de las montañas hacia lo que se conoce en los ambientes naturalistas popularmente como bicheo. El día más sencillo puede deparar grandes sorpresas, como una espectacular víbora hocicuda(Vipera latastei):


- Poco antes del encuentro con la víbora, un cristalino y cantarín arroyo de montaña me regaló al tritón jaspeado(Triturus marmoratus), probablemente nuestro anfibio más bello:



- Algunas especies de reptiles juveniles, como ésta gredense lagartija roquera(Podarcis muralis) desarrollan una cola de llamativo color verde turquesa para llamar la atención de los depredadores y conseguir escapar:


- Juvenil de lagarto verdinegro(Lacerta schreiberi), también en Gredos, con un patrón único que sólo se encuentra en los individuos jóvenes de esta especie:


- Culebra viperina(Natrix maura) al acecho de renacuajos de rana verde:


- Las culebras viperinas se caracterizan, al contrario que el resto de especies de ofidios, por presentar una amplísima variedad cromática. En un curso de agua del Alto Tajo pude encontrar casi diez patrones distintos en apenas dos kilómetros: del blanco al pardo, pasando por el negro y el verde:




- No fue una culebra viperina sino una culebra bastarda lo que éste águila culebrera(Circaetus gallicus) llevaba en el buche. Sin duda, una de las escenas míticas de nuestra fauna:


- Otro de los ilustres habitantes de los cortados del oeste del Sistema Ibérico es el buitre sabio, el alimoche(Neophron percnopterus), una de esas observaciones que, inevitablemente, nos hacen sentir en África:


- Un año atrás, también en el estío, entré durante las horas de más calor en una cueva en un cañón de caliza. De ella salieron, como miuras, dos machos de cabra montés, que me habrían arrollado de no haber saltado a un lado. Los íbices del Sistema Ibérico, animales salvajes y desconfiados, nada tienen que ver con las cabras montesas que se encuentran en otros lugares. Un año después, encontré en la misma cueva ocho ejemplares; el último de ellos esperó, como suelen, para cubrir la retirada de los demás.


- Poco después se acercaron a beber a una charca cercana una cierva(Cervus elaphus) junto a su cervato. La cría optó por dormirse a la sombra de la sabina, pero la madre, aunque yo tenía el viento en contra y estaba escondido en la oscuridad, sabía que estaba ahí:


- Inevitable invitado a toda salida de campo en la provincia de Guadalajara, el corzo(Capreolus capreolus) ocupa todos los biotopos. En la imagen inferior, un macho con unos espectaculares rosetones(base de las cuernas) que tal vez algún día le cuesten la vida:


- Dos hembras de la misma especie, al atardecer, en los campos apacibles entre la Alcarria y el Alto Rey:


- Precioso zorro, con el cuello y el vientre particularmente blancos, como los zorros más norteños, en las mismas tierras alcarreñas:


- Este otro ejemplar, momentos antes de morder la cámara de fototrampeo y tirarla al suelo. La travesura impidió la captura de la abundante fauna que pasó por delante durante toda una semana:


Nos abandona ya el calor. Los bosques se vuelven poco a poco exultantes de belleza: hayedos, robledales, nogaledas y riberas se pintan de ocre y amarillo. Empieza la berrea, el gran espectáculo de los astados, y en las altas montañas resuenan como estallidos los combates de los grandes machos de cabra montés. Las manadas de lobo, completas, amplían sus territorios, el oso engorda para volver a la osera, y los montes y pasos migratorios negrean de aves europeas en su viaje hacia el sur. El otoño, ¡ah, el otoño! ¡Por fin llega! ¿Cómo no amarlo? ¿Puede haber algo más bello que el otoño en los montes ibéricos que nos han sobrevivido?