viernes, 18 de junio de 2021

El lobo en Castilla-La Mancha, un animal de segunda clase

La gestión del lobo en Castilla-La Mancha, en particular en Guadalajara, única provincia de la Comunidad Autónoma en contar con presencia de la especie, es uno de los mayores fracasos en conservación de la naturaleza en España en los últimos años, fracaso que sólo es equiparable a casos extremos como la gestión del urogallo o del agua en Doñana. Sin embargo, ni siquiera existe un plan de recuperación de la especie.

Como hemos señalado desde el Observatorio del Lobo en varias ocasiones (1), los técnicos responsables de la especie en Guadalajara han ignorado las leyes (autonómicas, nacionales y europeas) que les obligan a aprobar un plan de conservación del lobo, plan que debe garantizar un correcto estado de conservación, un hábitat compatible con los requerimientos biológicos del lobo y la adaptación de los aprovechamientos existentes a la conservación de la especie. Lamentablemente, esta obligación legal lleva incumpliéndose con total impunidad desde 1998, desoyendo, incluso, el decreto del Defensor del Pueblo de Castilla-La Mancha (2).

Para ello, siempre se ha contado con la inestimable colaboración de los Agentes Medioambientales de Guadalajara que, al parecer, no tienen nada que decir en cuanto al estado de conservación del lobo en la provincia, más que intentar proscribir a los conservacionistas que sí han tenido el valor de denunciar la situación.

Pero hay animales de primera y de segunda clase. Buenos y malos. Cómodos e incómodos. No toda la fauna tiene la mala suerte que tiene el lobo, perseguido por unas administraciones, como ocurre en Asturias, Castilla y León o Cantabria, e ignorado por otras, como es el caso que nos ocupa. Curiosamente, el Gobierno castellanomanchego ha anunciado la puesta en marcha, en Guadalajara, de un plan de recuperación del quebrantahuesos, cuya reintroducción valoran como posible después de realizar un «Estudio de calidad del hábitat» (3).

Debemos señalar que el quebrantahuesos está extinto en Guadalajara desde hace décadas, por lo que su recuperación, algo absolutamente artificial, parte de cero. El lobo, sin embargo, regresó de manera natural y lleva más de veinte años intentando, sin éxito, recolonizar la provincia, fracasando repetidamente en un proceso de asentamiento-extinción recurrente en el tiempo, debido a la caza furtiva, a los envenenamientos y sobre todo al fracaso que significa la gestión de la especie en la provincia por parte de los técnicos y agentes implicados.

Nos gustaría equivocarnos, pero la situación del lobo en Guadalajara no tiene perspectivas de mejora. El quebrantahuesos es un ave necrófaga incapaz de generar ningún tipo de «conflictividad» con los ganaderos o los cazadores, por eso tendrá su plan de recuperación y un total apoyo institucional. Pero el lobo es diferente. El lobo da quebraderos de cabeza, da trabajo. El lobo puede quitar votos. Y sin lobos se vive mejor.

Referencias:

(1) Quercus, cuaderno 392, julio 2018. «Castilla-La Mancha incumple la legislación que ampara al lobo».
(2) https://www.defensordelpueblo.es/resoluciones/aprobacion-del-plan-de-recuperacion-del-lobo-en-castilla-la-mancha/
(3) https://www.castillalamancha.es/actualidad/notasdeprensa/el-gobierno-de-castilla-la-mancha-trabaja-para-reintroducir-al-quebrantahuesos-en-los-parques