domingo, 10 de mayo de 2009

La Breña

Esta semana he tenido la oportunidad de regresar a un paraje espectacular que encontré el pasado mes de diciembre en Sierra Morena. Aquel día remonté el cauce del arroyo Benalija, buscando unas umbrías y vallejadas que a través de la cartografía digital me parecieron geográficamente interesantes.

El rehacer ahora en primavera este camino labrado por conejos, ciervos y vacas me ha permitido apreciar y disfrutar los contrastes que se dan en este ecosistema de monte mediterráneo donde al agua es fundamental para la vida.

Este enclave es un pequeño espacio de naturaleza integral muy bien conservado en medio de la inabarcable superficie de fincas de propiedad privada(hasta un 99% del total según el municipio) de Sierra Morena. La mayoría de estas fincas valladas son dehesas y montes dedicados a la explotación cinegética, un aprovechamiento que, pese a la desnaturalización y prostitución de los grandes herbívoros, ha mantenido prácticamente inalterados los espacios naturales conservando una amplia riqueza faunística.

En esta salida no tenía un objetivo concreto más allá de disfrutar de este privilegiado entorno natural y observar los cambios que el incipiente verano ejerce en un ecosistema de monte mediterráneo casi puro. El paraje descrito aquí es especial dado que está determinado por una serie de umbrías y vallejadas arboladas que rodean el lecho del río, el cual ha labrado de forma caprichosa un roquedo de calizas marmóreas dando lugar a una serie de saltos, cañones y pozas. Aparte del interés geográfico, no puede obviarse la belleza de los paisajes y el atractivo que tienen la dureza de lo salvaje y la ausencia de caminos definidos.

Paraje que en la cartografía aparece como El Chorreón. El cauce del río ha labrado un amplio afloramiento de calizas marmóreas dando lugar a una serie de formas caprichosas. Por las mañanas, culebras viperinas y de herradura se solean en el roquedo.

Primavera en el monte mediterráneo

La primavera y el calor han tenido un efecto muy intenso sobre estos parajes: es la estación del resurgir. El caudal del río es ya notablemente bajo, lo cual se traduce en un intensísimo olor salino y en algas secas por todo el cauce. La vegetación que rodea la ribera es un despliegue de colores y aromas: las jaras, jaguarzos y encinas se encuentran en flor, el sotobosque es profundamente aromático y las gramíneas y plantas ribereñas llegan hasta el pecho, siendo un paraíso para todo tipo de insectos. Ruiseñores bastardos, oropéndolas y todo tipo de aves colman el ambiente con sus cantos. Las culebras toman el sol en las rocas mientras ranas, peces y galápagos deambulan por el agua. Me resultó fascinante cómo en algunos tramos del río los ranúnculos cubrían totalmente el agua como un manto blanco.

Puro monte mediterráneo. En primer término aparece un canchal de pizarra muy bien definido.

Una naturaleza hostil

Tengo que decir que esta jornada ha sido una de las más duras que he experimentado hasta el momento, lo que me ha recordado que nunca ha de subestimarse la naturaleza aunque estemos en un entorno que conozcamos bien.

Inicialmente, el camino que tomé discurre durante unos cinco kilómetros de forma paralela al río. Contemplar el paisaje era idílico, pero recorrerlo no; la humedad y el calor han hecho explotar las gramíneas y la irritante vegetación ribereña: ambas me llegaban por el pecho, haciendo el camino estresante y siendo imprescindible el uso de bastón para empujar el ramaje y asegurar donde ponía los pies. El ambiente estaba colmado de incómodos insectos, mientras que las garrapatas, algunas del tamaño de una microSD, me trepaban por los pantalones y se agrupaban en la entrepierna, teniendo que parar a la mínima oportunidad para retirarlas, todo en medio de un calor de justicia(35ºC a principios de mayo, con una sensación térmica mayor).

Sin embargo, lo peor fue el sol de castigo que me ha acompañó todo el día, hasta el punto de obligarme a tomar refugio a la sombra de un acebuche a primera hora de la tarde dado que era imposible continuar. A pesar de la tortura del sol y el calor que abrasaban el cuello y los brazos, tengo que decir que aquí he tenido uno de los momentos más reconfortantes y placenteros de mi vida: zambullirme desnudo en una poza del solitario río, entre peces, ranas y culebras de agua, encontrando en sus aguas el frescor que necesitaba.

Imágenes

Umbría de la Breña, enclave cubierto de alcornoques, encinas y acebuches:

No se trata de una pradera florida, sino de un espectacular manto de ranúnculos(Ranunculus aqualitis) que cubre totalmente la superficie del río:

Fotografía ampliada. En el centro se puede distinguir una hembra de ciervo(Cervus elaphus) con la que me crucé en dos ocasiones durante el día. El hecho de que anduviera sola por estos parajes hace pensar que tal vez estuviera buscando un lugar tranquilo antes de parir:

Galápago leproso(Mauremys leprosa) se solea encima de una roca:

Culebra viperina(Natrix maura) de buen tamaño, aproximadamente un metro, máximo en la especie. Además de este gran individuo adulto, abundan ejemplares de todas las edades en el agua. Esta especie es muy abundante en estos cursos serranos. Durante el estío, no es raro que se acumulen varios ejemplares jóvenes de diversos colores en las pozas y remansos que aún alberguen agua:

Culebra de agua(Natrix natrix) junto a un banco de peces. En el agua, la vida bulle por doquier:

Pequeños cortados de calizas marmóreas forman la antesala de una poza colmada de peces y ranas. El lecho está cubierto de resbaladizas algas oliváceas que dotan a las aguas de un color insalubre muy característico:

En las aguas de estos parajes tan solitarios y llenos de vida natural, donde ya nunca pisa el hombre, es toda una experiencia refrescarse en paz junto a la fauna que discurre por todas partes:

Para terminar, un poco de Geografía gastronómica. Tras una dura jornada en el campo, nada mejor para reponer fuerzas que acercarse a un bar y tomar el típico serranito de Sierra Morena:

Observaciones

- Culebra de herradura.
- Culebra viperina.
- Culebra de agua.
- Lagarto ocelado.
- Galápago leproso.
- Rana verde.
- Pico picapinos.
- Pito real.
- Abejarucos.
- Pareja de águila real.
- Buitres leonados.
- Águila culebrera.
- Ratonero común.
- Golondrina daúrica.
- Avión roquero.
- Arrendajo.
- Perdiz roja.
- Conejo.
- Triguero.
- Ciervo.
- Oropéndola.
- Abubilla.