domingo, 26 de mayo de 2019

Algunos bichos de mayo

Cada zona pantanosa "saneada" supone el exterminio local de poblaciones de anfibios, según reza la guía Blume (1992) de Reptiles y Anfibios. Después de superar problemas como las grandes desecaciones llevadas a cabo en España a mediados del siglo XX, hoy en día los herpetos afrontan nuevo riesgos para su conservación tanto en el entorno rural como en la naturaleza: desde la modificación de los usos ganaderos que puede afectar a las poblaciones de víboras hasta el descenso dramático de poblaciones de Podarcis a raíz del cambio en los usos constructivos de las casas de pueblo, pasando por la eliminación de los puntos de reproducción de los sapos parteros debido a la remodelación de fuentes, pilones y lavaderos.

El conocimiento de estos problemas puede motivar que la infinitesimal parte de la población preocupada por la conservación de estas especies -con frecuencia ninguneadas incluso en el propio mundo de la conservación- lleve a cabo iniciativas para intentar afrontar estas nuevas amenazas. Pero de eso, hablaré en otra ocasión.

En esta entrada me limitaré a hacer un sencillo reportaje fotográfico sobre algunos de los anfibios y reptiles que me he encontrado este mes de mayo en el entorno del Sistema Central Oriental, tanto muestreándolos como encontrándolos de manera fortuita.

La dura vida del gallipato

Aunque el gallipato (Pleurodeles waltl) tiene fama de depredador, y no es raro encontrarlos en charcas y navajos en la misma actitud que los caimanes, quietos esperando a que pase la presa, lo cierto es que ocupan un lugar intermedio en la cadena trófica y ellos mismos sirven de sustento a otras especies, sobre todo la culebra viperina (Natrix maura). En un navajo entre robledales y pegado a arcillosos campos de labor pude observar la acción predatoria de este oficio sobre un pequeño gallipato, en una escena de crudeza que expresa como pocas la realidad de la naturaleza:




Sapos en la noche

Durante las noches primaverales en que están activos, no es difícil encontrar especies como el sapo corredor o el de espuelas. Sin embargo tienen un pequeño y lejano pariente que lo pone muy difícil, el sapillo moteado (Pelodytes hespericus). Cierta noche de principios de mayo, muestreando charcas estacionales y graveras, pude comprobar la presencia de la especie -cuadrícula nueva- gracias a su rechinante y breve canto. Cantaban varios Pelodytes, aunque sólo pude observar uno de ellos, un machito diminuto, apenas tres centímetros, de color oliva. Lo tenía cantando justo delante y me llevó un buen rato poder verlo:


Como decía, son muchos más sencillos de encontrar el sapo corredor (Bufo calamita) o el sapo de espuelas (Pelobates cultripes). El corredor debe ser con diferencia el más abundante y versátil de los sapos en la Península.



El fascinante sapo de espuelas se delata a sí mismo durante la noche con el brillo de sus grandes globos oculares, que reflejan la luz del frontal como silmarils. Si bien no me distingo por llevar a cabo grandes acciones de rescate de anfibios ni reptiles, el sapo de espuelas es sin duda la especie que más veces he salvado en la carretera. Algunas noches húmedas he apartado del asfalto decenas de ellos, en general ejemplares jóvenes en dispersión.


A veces los animales te encuentran a ti, más que tú a ellos. Siempre hay momentos en que está uno descansando o caminando y el bicho viene directo hacia ti, sin darse cuenta. Me ha ocurrido con seres impresionantes como el lobo, el búho real o el alce, y también con otros mucho más humildes. Una de estas noches, circulando por una pista forestal, venía por el centro de la pista una enorme hembra de sapo común (Bufo spinosus), grande como nunca he visto. Detuve el coche y descendí, y allí seguía con sus andares torpes, directa hacia el vehículo, como esperando que él se apartara primero. Tuve la delicadeza de pedirle por favor que siguiera por el sembrado de cebada:


Centenares de ranas

La rana común (Pelophylax perezi, antes Rana ridibunda) no tiene tal nombre por casualidad. Salonquias colosales de hasta 17 centímetros, han mantenido durante todo mayo una abundante población croante en los terrenos por donde me he movido, anunciando ellas mismas la presencia de charcas y navajos con sus característicos "crrroak" y "cvrrrek".





  
Presa habitual de varias especies, la rana común tampoco escapa de la acción predatoria de la Natrix maura:


Hábitat:


Un par de reptiles

Pocas veces me había fijado en la librea nupcial de las abundantes lagartijas colilargas (Psammodromus algirus). Ocurre como con todo en esta vida, cuando uno procura aprender, profundizar, "especializarse", y después sale al campo -o adonde sea- a poner sus conocimientos en práctica, no gana sino en conocimiento y en el atesorar buenos momentos. La diferencia de coloración en los machos de esta especie, de características escamas carenadas, entre la librea nupcial y la habitual, es de las más llamativas entre los pequeños reptiles ibéricos. Muchas veces tenemos cierto "exotismo" en la puerta de casa, que no sabemos ver:



Para terminar, el recuerdo de un destacable ejemplar de lagarto ocelado (Timon lepidus) haciendo guardia, orgulloso y desafiante, ante las puertas de una taína derruida donde tenía su escondrijo habitual.


Salud y herpetos.