miércoles, 27 de septiembre de 2017

Pequeños carniceros

Buscando lobos por las estribaciones orientales del Sistema Central, no es raro toparse con otros depredadores terrestres. Así, además de zorros, tejones o gatos monteses, en el vagabundeo en pos del cánido mirando al suelo aparecen con frecuencia insectos y arácnidos, que también definen su existencia por consumir a otros seres.

Dejo algunas fotografías de los últimos meses, que tienen como protagonistas a arácnidos, mántidos y la acción higienista de los formícidos.

Fotos 

- Espectacular tarántula ibérica o araña lobo (Lycosa hispanica), a la entrada de su hura en un encinar alcarreño. En un trasecto de diez kilómetros por pistas y carriles forestales llegué a localizar, sin buscarlas intencionadamente, más de veinte huras, la mayoría ocupadas por tarántulas.


- Preciosa araña del género Eresus, atravesando a toda prisa un pinar. En esta época de inicios del otoño parece que los machos recorren sus territorios en busca de hembras.


- Mántido trepando entre gramíneas. No soy capaz de definir si se trata de Mantis religiosa o de Iris oratoria. El animal miraba curioso a las dos personas que le estaban fotografiando, girando la cabeza alternativamente. Al movernos, estiraba las garras hacia las ramas cercanas, en un movimiento que nos recordaba a los de los monos cuando quieren alcanzar una rama. Ambos coincidimos en que la mantis poseía una evidente inteligencia.


- Hormigas dando cuenta de una musaraña (Crocidura russula). Son muchos los encuentros de musarañas muertas a la vera de los caminos. En un principio podría pensarse en que mueren de viejas o debido a patologías derivadas a su aceleradísimo metabolismo(de 700 a 1200 latidos por minuto). Sin embargo, la explicación más plausible al hallazgo de musarañas muertas se debe a que son cazadas y no consumidas por los depredadores, debido al mal sabor que producen dos glándulas que poseen a ambos lados del cuerpo. Parece un frío método de selección natural o de autoprotección de la especie: al haber probado y abandonado la musaraña, el zorro o la garduña se lo pensarán dos veces antes de capturar la siguiente.